| En la ultima palabra, se muestra a un Cristo que a pesar de todo lo que paso, y pese que aun sigue sufriendo, en ningún momento ha desconfiado de su padre, tanto así que confía su espíritu en el. Ya esta altura, solo le queda morir, acto que acepta con agrado y libertad. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, mi alma y mi cuerpo” |
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